
Nosotros

Desde pequeño me sentí enormemente atraído por todo tipo de animales, cosa que originó algunos conflictos entre mi madre y yo cuando aparecía por casa con algún gato, ratón, rana, etc. Mi familia por parte paterna ha estado estrechamente vinculada con el mundo del agro desde hace varias generaciones. Yo mismo tuve el gran privilegio de relacionarme y convivir con muchos tipos de animales desde bien joven.
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De pequeño adquirí mi primer perro, Beethoveen; no tardé en sentir una gran curiosidad o más bien atracción hipnótica por intentar descifrar qué pasaba por su cabeza, cuáles eran sus sentimientos, qué mecanismos psicológicos guiaban su conducta y cómo percibía realmente el mundo. Tiempo después seducido por la compenetración y el vínculo desarrollado entre los dos, decidí empezar mi formación como instructor de perros de utilidad, con el firme propósito de dedicarme profesionalmente al adiestramiento y la educación canina. Mientras cursaba mis primeros estudios, tuve la suerte de encontrar trabajo en una escuela de adiestramiento en la que trabajé por más de dos años. Allí empecé limpiando perreras. Una vez finalizada mi etapa en la escuela decidí ampliar mi formación.
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Mientras seguía formándome y profundizando en diferentes áreas, empecé a colaborar con algunas clínicas veterinarias, clubes de perros y fundaciones de rescate donde conseguí posicionarme como uno de los adiestradores a domicilio de referencia. También empecé a detectar algunas carencias en los sistemas que había aprendido, una en concreto se repetía con frecuencia; se trataba de sistemas muy depurados y precisos que conseguían una modificación conductual muy importante, pero a mi modo de ver, en muchos casos, no conseguían modificar totalmente los hábitos inadecuados que los propietarios habían adquirido a lo largo del tiempo y que contribuían a mantener las conductas problemáticas fuera de clase o cuando el adiestrador no estaba presente. Fue entonces cuando empecé a cuestionar la metodología empleada hasta el momento y pensar en que había que cubrir esas falencias. Más adelante, cursando mis estudios de psicología, aprendería a utilizar técnicas de registro, de toma de conciencia y de motivación que me ayudarían a mejorar.
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Haber cursado la carrera de psicología y trabajar cómo psicólogo y educador canino, me ha permitido integrar una visión global y holística en el proyecto que llamo CANINE-SERVICE y que tiene dos propósitos fundamentales:
Intentar que los perros de compañía y sus dueños sean más felices y contribuir a que la figura del perro sea aceptada y validada por la comunidad científica en los ámbitos de la salud mental y educativa, como una herramienta de apoyo realmente efectiva.
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